En el año 1944, unas excavaciones descubrieron una ciudad visigoda en buen estado de conservación, donde se encontraban diferentes materiales y un tesorillo de la época de Leovigildo.
Ya en el siglo XIX el historiador y arqueólogo Juan Catalina García constató la existencia de unas ruinas cerca de Zorita de los Canes (Guadalajara). Aquellos restos no serían excavados hasta el año 1944 cuando, en un proyecto liderado por Juan Cabré, emergió la antigua ciudad de origen visigoda de Recópolis.
Por cada nueva iniciativa y cada milímetro que se escarbaba aparecían nuevos restos en un estado de conservación insólito. El palacio, la iglesia y las calles principales que se descubrieron, dan a conocer la rutina diaria y las relaciones comerciales de “uno de los yacimientos más trascendentes de la Edad Media al ser la única ciudad de nueva planta construida por iniciativa estatal en los inicios de la Alta Edad Media en Europa”, según relataba el catedrático de arqueología de la Universidad de Alcalá, Lauro Olmo Enciso. Asimismo, era la primera vez que en España se excavaba una ciudad de la época visigoda, por lo que las expectativas por arrojar luz sobre los primeros siglos de la Edad Media eran prometedoras entre los arqueólogos.

La mayoría de estas monedas son propiamente visigodas. Por otro lado, también están presentes monedas hispanas y galas, lo cual “refleja de forma excepcional la evolución del sistema monetario propio de la Hispania visigoda hasta su culminación con Leovigildo“. En el anverso, el tesorillo luce perfiles de emperadores romanos y bizantinos o rostros de reyes visigodos que confirman el comercio entre ambos pueblos enemistados.
Lo más llamativo de este tesoro no es su composición ni la mezcla de monedas de diferentes pueblos. Cuando los visigodos entraron en la Península Ibérica sus primeros años de reinado resaltaron por su inestabilidad política y la ruralización de la sociedad. A su llegada a Hispania en torno al año 415, los visigodos no establecieron su propio sistema monetario y ponderal, sino que adoptaron el sistema del bajo Imperio romano de Oriente, o imperio bizantino“, explica el Museo Arqueológico Nacional. De hecho, continuaron utilizando el dinero romano, incluso durante todo el siglo VI.
Poco a poco, y de forma paralela, los visigodos imitaron el sistema monetario romano, acuñando sus propias monedas. Llamadas triente o triens y equivalente a un tercio de sólido áureo, será la única acuñada por ellos. Así, tras ascender en el trono, Leovigildo “establece el verdadero estado hispano-visigodo y se crea una moneda única para todo el reino, el tremís de oro, que se convierte en el elemento central de un sistema tributario, clave de la autoridad estatal”.
Leovigildo, según Daniel Gómez Aragonés, “fue el primero que se sentó en el trono y utilizó vestiduras regias, hizo de Toledo una auténtica capital y fuer el primer rey visigodo que acuñó monedas con su efigie”. Así lo desgrana el investigador y divulgador, académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, en su libro Historia de los visigodos (Almuzara),
La conquista musulmana
Recópolis perdió progresivamente aquella importancia que ostentaba tras la muerte de su fundador. Ya no era un núcleo urbano fundamental para los visigodos y la conquista musulmana de la península únicamente prolongó su vida en un rol más secundario.

Tuvieron que pasar más de 1.000 años para recuperar los restos de esta ciudad tan trascendental para comprender la Edad Media y los conflictos que acaecieron en la Península Ibérica. Actualmente, y a pesar de los rebrotes que están sucediendo, el yacimiento de Recópolis está abierto al público y su visita es gratuita con cita previa. Además del recinto arqueológico, dispone de una zona de exposición y una sala de proyecciones. Por su parte, el Tesoro de Recópolis se encuentra expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
Añade un comentario