La batalla entre la plataforma y las salas tienen un nuevo capítulo, ya que la empresa ha alquilado su primer local para proyectar su producción.
Muchos lo veían venir. Si las empresas de exhibición no abrían las puertas a Netflix y las cinco semanas de exclusividad que, según parece, ofrece la plataforma a las salas, se lanzarían a comprar sus propios cines. Saben que sus estrenos más potentes necesitan de un altavoz más grande, de nuevas formas de amortizar su coste y de un seguro de vida para poder competir en premios como los Oscar.
Parecía que el que conseguiría el entendimiento de las salas y Netflix sería Scorsese, ya que parecía que nadie querría perderse El irlandés, pero ni por esas. Los cines consideran que ofrecen poco tiempo de exclusividad y no comparten su modelo de negocio, y la empresa ante este cierre de filas ha optado por alquilar su primer cine.

Tras 71 años, el cine París posee un legado que perdura, y sigue siendo el destino ideal para ir a vivir una experiencia cinematográfica única”, añadía Sarandos en un dardo a las empresas de exhibición. La barrera se ha roto, y ahora la empresa ya tiene sus propias salas para estrenar sus películas, aunque siguen siendo muy pocas mientras las grandes cadenas continúen con su veto.
Aunque muchos han calificado la maniobra como ‘compra’, se trata realmente de un alquiler a largo plazo, según informa Deadline, que asegura que Netflix también se encuentra desde hace tiempo en conversaciones con otro mítico cine, el Egyptian en Los Ángeles, para hacer lo mismo en el otro centro neurálgico de la industria en EEUU.
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